Por: Cesar Rojano, Dave Wehdeking y Gabriel Álvarez
Luego de más de una década de que se suspendiera la cacería de un grupo de hipopótamos (Hippopotamus anfibius) que merodean el Magdalena medio colombiano, el manejo de esta especie invasora ha vuelto a estar en la palestra pública. Este grupo de animales ingresó a Colombia el año 1985, cuando tres hembras y un macho fueron adquiridos y traídos ilegalmente al país por el narcotraficante Pablo Escobar. Sin embargo, no fue sino hasta la muerte del capo en el año 1993, que estos mamíferos exóticos escaparon hasta la cuenca del río Magdalena, aprovechando el abandono la Hacienda Nápoles, ubicada en Puerto Triunfo, Antioquia.

Algunos trabajos han enfatizado que estos mamíferos pueden transformar los hábitats acuáticos, tener conflictos con campesinos e incluso desplazar a la fauna nativa1,2. Sin embargo, durante estos años de suspensión de la cacería, su manejo se ha concentrado en castraciones y reubicaciones de los animales que se encuentran en el lago artificial de la Hacienda Nápoles. En cuanto a los animales que se encuentran en medio silvestre, estas medidas han tenido poco éxito para controlar la situación y la población aumenta todos los años, por lo que se estima que el número de individuos podría alcanzar los 800 ejemplares para el año 20501.
En días anteriores se llevó a cabo un foro virtual, liderado por Senadores y Representantes a la cámara colombianos, donde se abordaron las potenciales soluciones a esta problemática desde diferentes visiones. Una de las propuestas que presentó uno de los panelistas en este evento fue la reubicación de los individuos que se encuentran en el medio natural hacia zoológicos u otros lugares donde pudieran estar bajo cuidado humano. Sin embargo, las consideraciones para este tipo de manejo podrían ser más complejas de lo que parece. Por lo tanto, este ensayo busca analizar la viabilidad técnica y económica de la tenencia de un grupo de hipopótamos africanos en cautiverio en Colombia, bajo las condiciones actuales.
Iniciamos mencionando que desde hace varios años se han realizado cálculos sobre el costo de captura y reubicación del grupo de animales que habita en el Magdalena medio, el cual ascendería a más de COP $10.000.000.000 (USD $3.000.000). Consideramos que este proceso presenta un reto de enormes proporciones para los veterinarios y biólogos que trabajen en ello, y que la disponibilidad de recursos no asegurará que se puedan capturar todos los ejemplares, o que sobrevivan al procedimiento. No obstante, para poder realizar un ejercicio de estimativos, proponemos una efectividad hipotética de captura del 30 al 50%, lo que significaría la reubicación de 40 de los 80 individuos que se estima se encuentran en el medio silvestre en nuestro país actualmente.
Como primera consideración, el grupo de animales capturados deberían ser necesariamente trasladados a un sitio que cumpla con todas las condiciones adecuadas para su tenencia, especialmente luego de un esfuerzo económico y humano de tamañas proporciones para realizar su captura y traslado. Esta medida requeriría un espacio físico con los mayores estándares de seguridad, que impidan que los hipopótamos puedan volver al medio natural, pero que a su vez se mantengan en un estado óptimo de salud y bienestar. Estas condiciones y para un grupo tan grande de animales no podrían ser brindadas por la mayoría de zoológicos en nuestro país.
Teniendo en cuenta lo anterior, para este ejercicio se utilizarán como guía los requerimientos y estándares de cuidado y mantenimiento de megavertebrados sugeridos en los manuales de la Asociación Americana de Zoológicos y Acuarios-AZA y recomendaciones de expertos internacionales. Según estos estándares, un recinto adecuado para hipopótamos africanos adultos debería incluir aproximadamente cuatro individuos, con un solo macho, dada su territorialidad que no permite que compartan recinto. Por esta razón, se requeriría por lo menos 16 espacios disponibles, asumiendo que el 40% de los individuos capturados sean machos adultos.
Para cada grupo se requeriría el diseño y construcción de sistemas complejos de filtración de agua que aseguren su calidad de vida, los cuales tendrían un costo unitario que ascendería a COP $1.100.000.000-según valores de referencia para Estados Unidos. Por otro lado, el diseño y construcción del recinto alcanzaría los COP $1.920.000, dado que se requieren tamaños en zona de dormitorios de por lo menos 90 m2 y en sus recintos de mantenimiento/exhibición un tamaño de 250 m2. En total, la adecuación de un espacio con los estándares óptimos de alojamiento de un grupo de tres hipopótamos estaría alrededor de entre COP 2.500.000.000 y $3.000.000.000.
En referencia al manejo nutricional, es importante mencionar que representa el mayor porcentaje de recursos en el tiempo luego de superada la etapa constructiva. La cantidad aproximada de alimento para un hipopótamo adulto oscila entre los 40 y 50 kg día, donde se incluyen frutas, verduras, concentrados especializados y pasto. Un grupo de 40 ejemplares adultos estaría consumiendo alrededor de 48 toneladas de alimento mensual, lo cual representaría un valor aproximado de COP $890.000.000 al año. Aquí también es importante mencionar que la expectativa de vida de un hipopótamo es de 40 a 50 años, por lo que aún después de castrados, se deberían asegurar los recursos para su sostenimiento por varias décadas más.
En cuanto a la medicina preventiva, sólo los costos de la anestesia, en caso de ser requerida, rondan los COP $4.000.000 por individuo, sin tener en cuenta lo complejo que es la consecución de algunos fármacos en nuestro país (Medetomidina, Azaperona, Atipamezol, entre otros). Sumado a esto, es importante tener en cuenta un equipo completo de promotores de bienestar, los cuales no deberán ser menos de diez personas que garanticen cuidado, aseo, suministro de alimento, enriquecimiento y condicionamiento operante. Esto sin incluir por lo menos dos profesionales veterinarios y dos biólogos encargados del manejo sanitario y biológico de los individuos. En todo caso, los costos de personal técnico por año estarían superando los COP $400.000.000 anuales.
En el caso hipotético de que se capturen 40 individuos y estos sean ubicados en un centro de conservación ex situ, bajo los mejores estándares de bienestar y cuidados profesionales, se requeriría para el primer año un valor aproximado de COP $50.000.000.000 (algo más de USD $14.000.000) solo para adecuación de espacios, personal y nutrición. Este valor no incluye el proceso de captura y transporte, el terreno, equipo administrativo, ni infraestructura adicional (clínica veterinaria, oficinas).
Otra opción sería reubicar a los individuos en distintos zoológicos, donde los megavertabrados son el anhelo de cientos de miles de personas que cada año los visitan. Sin embargo, el mantenerlos bajo los estándares óptimos es uno de los retos más grandes a los que nos vemos enfrentados, dados los costos y complejidades técnicas que representan. Por tal razón, en la actualidad solo algunos de estos zoológicos han aceptado la tenencia de pocos individuos de la especie.
Los altos costos de tenencia de estos animales bajo cuidado humano requerirían una alta inversión de capital, lo que a su vez significa un reto enorme de sostenibilidad. Si bien es una especie carismática y que muy seguramente podría atraer a visitantes al parque o centro de conservación, los costos necesariamente harán que esta decisión se tome con cabeza fría.

Insistimos en que este es solo un ejercicio de referencia sobre los costos de mantenimiento de hipopótamos, bajo los mejores estándares disponibles de cuidado humano. No obstante, es necesario tener en cuenta estos valores para poder tomar una decisión responsable sobre el manejo de los hipopótamos del Magdalena. Creemos que, al menos en el papel, podría ser posible llevar una parte de estos animales y mantenerlos bajo cuidado humano. Pero en todo caso, resulta paradójico que, dados los altísimos costos, la subsistencia de estos animales en cautiverio dependa de que sean un buen atractivo comercial y de visitantes, situación que ha sido criticada en numerosas ocasiones por varios grupos animalistas en el país.
Si bien los datos científicos disponibles sobre los efectos particulares de los hipopótamos sobre los ecosistemas y la fauna nativa en el país son limitados, y algunas hipótesis no han podido ser validadas en campo, la legislación ambiental colombiana consagra el principio de precaución con la Ley 99 de 1993. En este se expone la necesidad de que la autoridad ambiental no tome la falta de certeza científica absoluta como una excusa para impedir o dilatar la adopción de medidas tendientes a la protección del medioambiente y de los recursos naturales. Teniendo en cuenta esto, consideramos que es imperativo que los hipopótamos sean retirados del medio silvestre (ya sea por eutanasia o traslado a cautiverio), y creemos que lo que debería discutirse es la forma en que esta acción se pueda llevar a cabo.
En materia de gasto público, consideramos que existen problemáticas ambientales prioritarias en el país tales como deforestación, tráfico, atropellamientos, entre otros, las cuales no han podido ser atendidas por falta de recursos disponibles. Por tanto, para el Estado colombiano no debería primar el gasto de volúmenes tan altos de dinero en una especie introducida. Sumado a esto, es relevante recordar que el Magdalena medio colombiano es una zona azotada desde siempre por la pobreza y la exclusión social, las cuales han generado problemas sociales profundos. Por lo tanto, proponemos que, en el caso hipotético de ser posible la captura de los animales que se encuentran en el medio, esta solución podría ser sostenible solo si es abordada como una empresa privada, que genere dividendos y sostenibilidad a partir del mantenimiento y exhibición de los individuos en cautiverio.
Finalmente, es necesario recalcar que la toma de esta decisión no se puede asumir como un debate entre los que aman u odian a los hipopótamos, dado que no corresponde a la realidad. Es preciso comprender que la salud de los ecosistemas naturales y los servicios ambientales que proveen debe estar por encima de cualquier otro argumento, y que cualquier factor que altere el equilibrio ecosistémico deberá ser corregido o controlado a tiempo. En este sentido, la decisión que se tome, que seguramente tendrá repercusiones positivas y negativas, deberá ir acompañada de un mensaje claro y consistente por parte del estado colombiano. Sólo así se asegurará la no repetición de un evento tan complejo en nuestra historia reciente.
Cesar Rojano
Veterinario, MSc. Fundación Cunaguaro
Dave Wehdeking
Veterinario, Esp. Gerente de bienestar animal, Zoológico de Cali
Gabriel Álvarez
Veterinario, MSc. Parques Nacionales de Colombia
Referencias
- Subalusky, A., Anderson, E., Jiménez, G., Post, D., Lopez, D., García-R., S., . . . Jiménez-Segura, L. 2019. Potential ecological and socio-economic effects of a novel megaherbivore introduction: The hippopotamus in Colombia. Oryx, 1-9. doi:10.1017/S0030605318001588
- Monsalve, S & Ramírez, A. 2018. Estado actual de los hipopótamos (Hippopotamus amphibius) en Colombia: 2018. Ces. Med. Vet. Zootecnia 13 (3): 338-346. http://dx.doi.org/10.21615/cesmvz.13.3.4.
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