Temazates: Los venados ignorados

Por: Dr. Fernando M. Contreras-moreno

En general los mamíferos tropicales son poco conocidos. Esto se debe en parte a lo densa que es la selva,  las condiciones adversas en el campo que dificultan su estudio (calor, lluvia, mosquitos) o por los hábitos esquivos de las especies. Sin embargo, los temazates son de los mamíferos tropicales menos conocidos en todo México. En las regiones tropicales del país, habitan dos especies, el temazate rojo (Mazama temama) y el temazate café (Mazama pandora), quienes, a pesar de los avances en tecnologías para la detección de especies de fauna silvestre, han pasado desapercibido por la mayoría de los investigadores.

Venado temazate rojo (Mazama temama) tomando agua en un bebedero artificial en la reserva de la biosfera Calakmul Mexico. Foto Fernado Contreras-Moreno

Amenazas a las poblaciones de temezates

Actualmente ha surgido preocupación por estos venados ya que la situación de las poblaciones de ambas especies es incierta. Internacionalmente, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza IUCN), organización encargada de enlistar a las especies según su estatus de conservación, considera al temazate rojo como especie con datos insuficientes, y al temazate café en la categoría de vulnerable 1,2. Este estatus refleja el incipiente conocimiento que se tiene de estas especies, no solo en México sino en todo su rango de distribución.

En México ninguna de las dos especies se incluye en alguna categoría de riesgo por la normativa ambiental vigente, por el contrario, se les considera una especie cinegética importante (para cacería deportiva). Desde 2012 se le incluyó en el “Gran Slam de los venados”, y a partir de 2013 se considera a los temazates en el libro de récords mundiales de caza deportiva del Safari Club International. La relevancia de este hecho radica en que por primera vez los venados del sureste de México están cotizados dentro del mercado internacional de la caza deportiva y el turismo cinegético. Por otro lado, en 2014 se publicó oficialmente la lista de especies prioritarias para la conservación en México, dentro de las cuales, por primera vez, se incluyó a los temazates debido al potencial como especies cinegéticas.

La dieta de las poblaciones rurales en áreas tropicales de México puede incluir hasta un 70% de carne de monte, donde los mamíferos son de los animales más apetecidos y buscados por los cazadores 5, que ven en la carne de estos venados un complemento para satisfacer necesidades y gustos alimenticios de sus familias. El aprovechamiento de estas especies es constante en todo el sureste de México, tan solo en Campeche durante la temporada 2009-2010 se autorizó la cacería deportiva de 78 ejemplares de venados temazates (incluyendo ambas especies) en ocho UMA (Unidades para la Conservación, Manejo y Aprovechamiento de la Vida Silvestre). No obstante, existen evidencias que, en el estado, menos del 10% de las UMA, tienen las condiciones ambientales para mantener poblaciones viables y en la mayoría no se garantiza la sostenibilidad ambiental de su aprovechamiento 3. A esta cantidad de ejemplares autorizados para cacería deportiva deben sumarse los cazados para subsistencia en Campeche, cuyo número es difícil de determinar, pero debe ser alto, dado que en la región son presas codiciadas por su carne.

La situación de los temazates es un tanto alarmante en el sureste de México, donde aún se desconocen aspectos básicos de su biología y ecología. Los temazates suelen ser animales ramoneadores, que por lo general se alimentan de rebrotes de plantas silvestres, sin embargo, en diversas zonas del sureste de México algunos agricultores lo consideran una plaga para los cultivos de frijol, ya que estos venados, son asiduos consumidores de las plántulas de frijol, y se ha llegado a considerar que en una sola noche puede causar daños considerables a un plantío. En este contexto la relación negativa entre los temazates y agricultores, puede convertirse en un conflicto, tan serio, que podría presionar las poblaciones de estos pequeños rumiantes. Este posible conflicto podría acrecentarse en los próximos años en el sureste de México, donde proyectos gubernamentales incentivan a los productores a establecer pequeñas parcelas de cultivos de temporal y donde uno de los favoritos es el frijol, lo que atraería a los temazates, sobre todo en ejidos cercanos a Áreas Naturales Protegidas, donde es común encontrar las parcelas de cultivo inmersas en una matriz de selva, donde habitan de forma constante los temazates.               

Aunque se encuentran en el catálogo de caza de las UMAs de toda la región, incluso ahora con los avances tecnológicos, no se sabe cuánto hábitat necesita alguna de estas especies en los trópicos húmedos, no se ha realizado una lista completa de las especies de las que se alimentan, y en algunos casos ni siquiera se tiene la certeza de que están presentes 4, ya que investigaciones recientes indican que estos venados podrían estar ausentes en los sitios inundables del golfo de México, contrario a lo que se creía históricamente 3.

La crisis del agua y su efecto sobre los temazates en la región de Calakmul

Cuando se mencionan las crisis que viven los mamíferos por la falta de agua en las áreas naturales, pocas veces pensamos que en los bosques tropicales también ocurren crisis por la falta del vital líquido. Este es el caso de la Selva Maya, que se encuentran en la península de Yucatán, que en conjunto con áreas naturales de México, Belice y Guatemala comprenden el bosque tropical más grande de Mesoamérica.

La región de la “Selva Maya”, carece de ríos caudalosos o cuerpos de agua superficiales extensos, de tal manera que las fuentes de agua disponibles son lagunas someras (conocidas localmente como “aguadas”). En los últimos años en la región de Calakmul se ha registrado una variación en los patrones de precipitación, los cuales son cada vez más notables en los bosques, reflejándose en la falta de agua durante la temporada seca (que va de febrero a julio). Lo anterior ha ocasionado que las “aguadas” no capten el agua suficiente para mantener durante la temporada de sequía. Esta situación es preocupante ya que en esta región se ha documentado que los animales eligen su hábitat con base en la disponibilidad de agua.

Venado temazate café (Mazama pandora) en la reserva de la biosfera Calakmul, Mexico. Foto Fernando Contreras-Moreno

Como parte de las principales estrategias para mitigar los efectos de la sequía en la fauna silvestre de la región la Reserva de la Biosfera Calakmul instaló 42 bebederos artificiales, que permiten a la fauna silvestre abastecerse de agua, sobre todo durante la temporada de estiaje. Se mantiene un estricto monitoreo para evaluar que los bebederos sean funcionales y se ha identificado que 76 especies de aves y mamíferos usan constantemente estas fuentes de agua durante la temporada seca 6,7,8.

¿Qué falta por hacer?

Para garantizar la conservación y el buen aprovechamiento de los temazates, es necesario que establezcan con precisión las épocas reproductivas de las especies, con el fin de verificar si el “calendario de cacería” actual, establecido para México, coincide con los procesos naturales de los temazates, ya que en con otras especies de cérvidos se ha confirmado que existe un desfase de meses entre las zonas templadas y las zonas tropicales 5. Es necesario que las investigaciones sobre mamíferos en la región de Calakmul consideren como prioritario determinar el estado poblacional de los temazates, así como los efectos que tiene la cacería sobre estas especies. Además, será necesario identificar cuales con las especies de las que se alimentan los temazates durante la temporada seca, con el fin de identificar los posibles efectos por el cambio en la fenología de las plantas, ligado al cambio climático global 6,7.

Es necesario conocer más sobre la ecología espacial de los temazates, saber cuánto hábitat necesitan, y como lo utilizan, así como identificar los recursos limitantes en la región, lo que podría señalar hacia la escasez de agua. Por último y no menos importante, con el incremento de la población y la creación de nuevos centros urbanos, como se ha pronosticado con la llegada del megaproyecto “Tren Maya” a la región de Calakmul, es probable que el aumento en la ganadería de ovinos incremente, de tal forma que es necesario realizar estudios, que estén dirigidos a determinar la salud en las poblaciones de borregos y cabras, con el fin de minimizar un efecto potencial de zoonosis en temazates.

En conclusión, los temazates son mamíferos muy importantes en los ecosistemas tropicales de México y guardan una estrecha relación con las personas, por lo que es imperante que se consideren como especies prioritarias de conservación, lo que contribuirá a asignar recursos específicos para su investigación y conservación 11. Si por el contrario no se toma pronta atención a estas especies, las presiones actuales sobre sus poblaciones, podrían llevar a extinciones locales.

Dr. Fernando M. Contreras-moreno

Oficial de campo en la Reserva de la Biósfera Calakmul, México.

fernandom28@hotmail.com

https://www.researchgate.net/profile/Fernando_Contreras_Moreno


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Literatura

  1. Bello-Gutiérrez, J., Reyna-Hurtado, R., & Schipper, J. (2008). Mazama temama. The IUCN Red List of Threatened Species. Version 2015.2.URL http://www.iucnredlist.org. Consultado el 17 julio de 2020.
  2. Weber, M., P. C. De Grammont, Y A. D. Cuarón.  2008.  Mazama pandora. The IUCN Red List of Threatened Species 2008: eT29622A9506829. http://www.iucnredlist.org/details/29622/0 Consultado 17 de Julio de 2020.
  3. Marmolejo, M. A. 2000. Fauna alimentaria de la península de Yucatán. Instituto Nacional Indigenista. Serie Medio Ambiente. México.
  4. Contreras-Moreno, F. M., De la Cruz-Félix, K., Bello-Gutiérrez, K., & Hidalgo-Mihart, M. G. (2016). Landscape variables that influence the presence of brocket deer (Mazama sp.) in the Campeche State, Mexico. Therya, 7(1), 3-19.
  5. Contreras-Moreno, F. M., Hidalgo-Mihart, M. G., Jesus-DE LA Cruz, A., Juárez-López, R., Bravata-de la Cruz, Y., & Chahín-Perdomo, A.  (2019). Seasonal antler cycle in white-tailed deer in Campeche wetlands in Southeastern Mexico. European journal of wildlife research, 65(4), 53. https://doi.org/10.1007/s10344-019-1291-5
  6. CONANP. 2019. Resultados del monitoreo de bebederos en la Reserva de la Biósfera Calakmul. http://www.gob.mx/conanp/arti­culos/resultados-del-monitoreo-de-bebederos-en-la-reserva-de-la-biosfera-calakmul. Consultado el 25 de marzo de 2020.
  7. Contreras-Moreno, F. M., Simá-Pantí, D., Zúñiga-Morales, J. A., Coutiño-Cal, C., Borges-Zapata, J. Y., & Serrano-Mac-Gregor, I. (2019). Registro fotográfico de un murciélago capturado por Leopardus pardalis (Carnivora: Felidae) en la Reserva de la Biosfera de Calakmul, México. Mammalogy Notes5(2), 6-9.
  8. Borges-Zapata, J. Y., Contreras-Moreno, F. M., Serrano-Mac-Gregor, I., Sima-Pantí, D. E., Coutiño-Cal y Mayor, C., Zúñiga-Morales, J. A., & López-Chan, J. A. (2020). Uso de bebederos artificiales por el sereque centroamericano (Dasyprocta punctata) en la Reserva de la biosfera Calakmul, México. Agroproductividad13(1).
  9. Contreras-Moreno, F. M., & Torres-Ventura, Y. (2018). El cambio climático y los ungulados silvestres. Desde el herbario CICY 10:144-150.
  10. Contreras-Moreno, F., & Hidalgo-Mihart, M. G. (2015). El dilema de la cacería. Crónica Ambiental 12, 9-11
  11. Contreras-Moreno, F. M., & Segura-Berttolini, E. (2018). Los relegados de la fauna silvestre. Kuxulkab´, 23(47), 17-22.

Que no sea un espejismo

Por: Juan David Sánchez

Quizás el efecto más evidente que ha tenido el confinamiento por el COVID-19 sobre el ambiente ha sido la disminución de gases emitidos a la atmosfera. Las múltiples observaciones anecdóticas de animales silvestres en nuevas localidades parecieran ser también otro un efecto positivo. Incluso en algunas áreas protegidas se observan especies más desprevenidas a falta de presión humana, de lo cual podría inferirse que allí hay un efecto positivo aún mayor.  Ahora bien, todo esto puede tratarse de efectos a corto plazo y convertirse en un espejismo.

Nos corresponde a los estudiosos del tema ser claros al llevar la información a los tomadores de decisiones. Si bien los numerosos registros de especies silvestres debido a la baja actividad humana pueden responder a procesos ecológicos como la dispersión, no necesariamente significa que las poblaciones y los ecosistemas se hayan recuperado, para esto es necesario un lapso mayor de tiempo. Si bien es de resaltar lo que estamos observando mientras pasamos la cuarentena, no puede esto convertirse en un sofisma para no seguir apoyando los procesos de conservación.

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Actividades de investigación en campo han sido suspendidas para muchos proyectos. Foto D. Sanchez

En la reciente edición de la revista Biological Conservation, una de las más importantes en la ciencia de la conservación de la diversidad, fue publicado un texto con autoría de sus editores1 en la cual se proponían algunas preguntas sobre el efecto que tendrá la actual pandemia sobre el ejercicio de la conservación de la diversidad. Los aspectos allí presentados ameritan ser analizados para tomar decisiones acertadas en el futuro más próximo (esto es, cuando el confinamiento vaya disminuyendo y retomemos la dinámica que solíamos traer). Aquí resalto algunos apartes y extiendo algunas de las ideas.

El citado texto resalta por ejemplo que muchos trabajadores de la conservación a lo largo del mundo están sin empleo o con un receso obligado de sus actividades. Así mismo, estudiantes de disciplinas afines a la conservación se encuentran sin poder hacer sus prácticas, sus cursos de formación en campo o llevar a cabo sus trabajos de grado debido a que no pueden realizar de manera adecuada las actividades de su formación. Por ejemplo, el acceso a los laboratorios o al campo es limitado o totalmente prohibido debido a las restricciones de la cuarentena. Esto lo estamos viviendo en carne propia docentes e investigadores nacionales que tenemos estudiantes en formación y proyectos que aportan a la conservación de la biodiversidad. Así por ejemplo, las actividades de campo están suspendidas y los laboratorios y colecciones donde se procesa información están cerrados en todas las universidades conocidas.

Adicionalmente, algunas asociaciones académicas como la Red Latinoamericana y del Caribe para la Conservación de los Murciélagos (RELCOM) y la Sociedad Colombiana de Mastozoología (SCMas), han emitido comunicados solicitando evitar las actividades de investigación que involucren el contacto con las especies silvestres debido al riesgo de zoonosis que ya se ha dado en algunas especies. Así que incluso si paulatinamente se va regresando a la “normalidad”, muchas investigaciones y proyectos de conservación seguirán detenidas debido a la naturaleza del contagio y al posible riesgo en que se ponen a las poblaciones naturales.

Eventos de trascendencia para la toma de decisiones en pro de la conservación de la biodiversidad han sido postergados, como la COP 15 del Convenio de Diversidad Biológica y la COP 26 de la Conferencia para el Cambio Climático de las Naciones Unidas. Esta situación tendrá implicaciones en el direccionamiento de los esfuerzos internacionales para combatir estos otros retos: el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. En Colombia algunas actividades de importancia para compartir el conocimiento sobre los avances en conservación también han sido postergados, pero se rescatan las iniciativas de varias asociaciones y ONGs que han organizado simposios, capacitaciones y conferencias de manera virtual durante este confinamiento.

Quizás lo más importante y lo que tenga más duración en el tiempo (propuesto por los citados autores), es que la recesión económica producto de la cuarentena disminuya los recursos que apoyan a los gobiernos y a las organizaciones no gubernamentales para que ejecuten programas de conservación. Los patrocinadores de la conservación posiblemente sufran los embates de la crisis económica, y en caso de salir a flote, dirigirán la mirada hacia las necesidades más urgentes provocadas por la pandemia y sus efectos socio-económicos. Existe la posibilidad de poner en duda la continuidad de procesos a largo plazo, como por ejemplo el establecimiento de nuevas áreas protegidas, la contratación de investigadores y apoyo local para nuestros Parques Nacionales y otras áreas protegidas del orden regional y local.

Así, los proyectos de conservación y las políticas públicas que van en esa dirección, ya sea a mediano o a largo plazo, tendrán que competir por recursos con las iniciativas que vayan a cubrir las nuevas necesidades producto de la pandemia. Es posible que muchas áreas protegidas dejen de recibir ingresos por sus visitantes y muchas comunidades beneficiadas por ecoturismo se vean igualmente afectadas; y en nuestro contexto es ahora cuando más se necesita que estén fortalecidas. Históricamente se ha observado que cuando esto pasa en las comunidades, la caza, pesca, extracción de madera y quemas se aumentan. Obviamente que se trata de vidas humanas y de sus necesidades económicas básicas. Ahora bien, no hay que perder de vista que cuando se habla de conservación, implícitamente se habla de comunidades humanas y de los servicios ambientales que la biodiversidad nos proporciona. Les tocará a nuestras autoridades ambientales y a las ONG´s, ya de por si con recursos limitados, re-priorizar las acciones de conservación e intervención en los territorios.

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Tití cabeciblanco (Saguinus oedipus) especie amenazada de extinción que necesita de monitoreo permanente y de control de su tráfico. Foto D. Sánchez

Supongo que es de esperar que los países quieran recuperar sus economías lo más pronto posible. En América Latina se proyecta que la economía caerá este año entre 5 y 7 puntos porcentuales. Para Colombia el Fondo Monetario Internacional proyecta que haya un crecimiento negativo de al menos 2,4% en el PIB, lo que se traduce en varios billones de pesos. Las economías se recuperan básicamente con la producción y posterior venta de bienes y servicios, los cuales, a su vez, en cualquier etapa de su cadena productiva se aprovecha de algún recurso natural, seguido del posterior transporte, es decir, emisiones de Co2, y la producción de residuos. Así que bajo este escenario hipotético pero razonable, se podría ahogar el respiro que han tenido los ecosistemas y algunos animales silvestres durante la cuarentena, con posibles efectos a largo plazo por causa de la crisis económica. Todo podrá haber sido un espejismo.

Juan David Sánchez

Docente de la facultad de Ciencias y Biotecnología de la Universidad CES (Medellín).

jdavids21@gmail.com

 

Referencias

  1. Corlett RT, Primack RB, Devictor V, Maas B, Goswami VR, Bates AE, et al. Impacts of the coronavirus pandemic on biodiversity conservation. Biol Conserv. 2020 Jun 1;246:108571.

 

 

No, la cacería deportiva no es nuestro enemigo.

Por Lain E Pardo

Tal vez hay pocas cosas que generen más desprecio en la actualidad que una foto de un cazador posando al lado de un animal que acaba de matar. Sin lugar a dudas, es una imagen desgarradora y una falsa representación de la “grandeza” humana. Pero el debate moral no debe desviarnos de lo que realmente está en juego. En este ensayo mostraré otros elementos relacionados con la cacería deportiva que debemos entender antes de desencadenar avalanchas de odio y violencia contra quienes lo practican.

Lo primero que vale la pena aclarar es que hay distintos tipos de cacería: la de subsistencia (que todo el mundo “acepta” pero no quiere decir que sea sostenible en todos los casos), la furtiva o ilegal (¡que es la más peligrosa!) y la deportiva que es la que más genera odios infundados pero que, aunque parezca paradójico, la que más aporta a la conservación.

En términos socioeconómicos, la cacería deportiva es un renglón muy importante en la economía de países como Sudáfrica o Estados Unidos. Así, por ejemplo, la cacería deportiva en algunas provincias de Sudáfrica puede contribuir con US$ 909 millones (año 2017) y generar más de 30.000 empleos!1. El dinero recaudado ha servido para realizar inversiones importantes para la conservación de las especies, y los ecosistemas que permiten que las especies de caza (y otras no aptas para esta actividad) se mantengan.

La cacería deportiva es selectiva (no todas las especies pueden usarse para este fin) y cuando se hace responsablemente asegura que las muertes de los individuos aptos para “trofeos” no tengan ningún efecto sobre la población. Estos animales suelen ser viejos, que ocasionan problemas a las pobladores o producto de un estudio poblacional juicioso.

Otro de los aspectos positivos de la cacería regulada, es que promueve la conservación en tierras privadas. Algo en lo que a veces no nos detenemos a pensar cuando vemos la foto de un animal muerto es el entorno o el hábitat donde se cazó.  Lo que permitió que el animal fuera seleccionado para ser cazado, no es fortuito o algo que se pueda construir de la noche a la mañana.

Ese individuo está en esa área destinada a la cacería porque los hábitats se han mantenido para que convivan poblaciones de animales silvestres; no solo de caza como como el león o un elefante, sino de innumerables especies y ecosistemas de los que no se habla y que en ultimas ofrecen muchos beneficios a los ciudadanos. Estos beneficios no son solo para los cazadores, otras personas como turistas que no cazan, disfrutan de un entorno silvestre y de inmensa admiración. Pero más importante y algo que damos por hecho, esos paisajes y animales de indudable belleza, son los que en ultimas permiten nuestra vida en este planeta.

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El oryx o gemsbok en lenguaje local es una especie común y apetecida por los cazadores deportivos en Sudáfrica (foto Lain E. Pardo)

En el Reino Unido por ejemplo, propietarios que permiten cacería deportiva de zorros (Vulpex vulpex) en sus tierras, protegen más bosque que otras tierras.  En Zambia ~24% de la tierra, es decir 140.000 km2 constituyen áreas de manejo para cacería deportiva! Eso es, en ultimas, 140.000 km2 de especies y hábitats protegidos y manejados, mientras que las tierras destinadas como áreas protegidas (e.g. parques naturales nacionales) llegan apenas a la mitad. En Sudáfrica gran parte de la tierra usada para ganadería es hoy día también reservas de caza, lo que ha significado que al año 2002, 13% de la tierra sea manejada con el ánimo de mantener especies de trofeo. Otros países manejan porcentajes de tierras para cacería incluso más altos (~35%) (ver detalles en  2).

La prohibición de la caza, así como otro tipo de prohibiciones como la de las drogas, genera un mercado negro ilegal que afecta profundamente las poblaciones silvestres. Por ejemplo, en países donde hay cacería controlada las poblaciones de rinocerontes o elefantes se conservan mejor que donde se prohíbe su caza. Obvio, nada es perfecto, y aún hay cosas que mejorar en esta actividad, pero no hay que satanizar las decisiones de manejo y los usos sostenibles de la biodiversidad, menos cuando funcionan y algo que suele olvidarse: afecta la subsistencia de la gente local.

Prohibir la cacería hará que muchas tierras que se dedican a la conservación y el uso (cacería en este caso) desaparezcan. Como estamos en una economía de mercado, hará que muchas de estas deban hacer campo a la agricultura o algún otro uso más intensivo y económicamente viable. Esto sin mencionar los graves problemas de empleo, pobreza y salud. Peor aún, en algunos países áridos y sin mucho atractivo para ecoturismo o con tierras no aptas para agricultura, la cacería es lo único que permite a sus pobladores un sustento (e.g. Simbabwe o Tanzania) ¿entonces, no tienen ellos derecho de usar sus pocos recursos para sobrevivir solo porque no nos gusta una cabeza de antílope colgada en una pared?)

tweet prof Adam Hart
Una imagen vale más que mil palabras, el profesor Adam Hart dice en su twitter: “esta es una foto aérea de la reserva de caza Ibanda en el norte de Tanzania, a la izquierda un área exclusivamente manejada con ingresos de cacería deportiva, a la derecha, lo que pasa cuando las tierras no se manejan. Es por eso que prohibir la cacería deportiva es una posición equivocada”

Tal vez en lugar de desearle la muerte a los cazadores deportivos debamos tener en cuenta que ellos contribuyen más a la economía y la conservación de las especies que muchos de nosotros en nuestra cotidianidad. Además, ¿quién debe decidir sobre estos casos, la gente local o algunos ambientalistas en otros países usualmente mal informados? En este link hay un video que explica de manera creativa por qué la cacería no es tan mala como la pintan; vale la pena verlo con mente abierta. De manera que antes de marchar en contra de los cazadores u ofenderlos en redes sociales, piense si tiene US$ 12.000-350.000 para donar a conservación (¡y esto lo pagan por un individuo!).

En conservación nos enfrentamos a dualidades constantemente, por lo que a veces es importante ser más pragmático y pensar en las poblaciones y la gente. En este sentido la cacería es una buena forma de hacer conservación, y querer prohibirla puede traer más problemas que soluciones3. Es por eso que entidades tan respetadas como La Union Internacional Para la Naturaleza (IUCN) reconoce el papel de esta actividad en la conservación de especies silvestre y reducción de la pobreza (leer acá su informe para más información). ¡La real amenaza para las especies silvestres es la cacería ilegal (furtiva o poaching en inglés), y la destrucción de ecosistemas!

En Colombia los animalistas lograron este año prohibir la cacería deportiva en lo que ellos consideran una gran victoria. Como expliqué anteriormente eso es debatible, pero en Colombia en particular, eso prácticamente ni quita ni pone porque en el país no hubo cacería deportiva en sentido estricto. Solo unos pocos lo hacían con aves (algunas abundantes en áreas agrícolas). El texto aprobado parte de unas premisas muy debatibles como que la cacería de subsistencia no es cruel y no genera declives poblacionales, pero por el contrario la cacería deportiva si. También hace una distinción extraña entre peces y animales terrestres (¿por qué si se acepta la pesca deportiva y no la caza deportiva?). Por otro lado, ¿cuándo la cacería de subsistencia no es deportiva? Hay unas líneas muy delgadas acá.

Regular siempre es mejor que prohibir en todos los contextos: sociales, económicos y de libertades. ¿Será que en Colombia, acabamos de perder la oportunidad de vincular dueños de tierras en proyectos sostenibles que mejoren la conectividad y que ayuden a eliminar especies invasoras como ocurre en otros países latinoamericanos? Me pregunto qué problemas legales habrá en el futuro con la entrada en vigencia de esta norma, ya que contradice de alguna manera los objetivos de proyectos de uso sostenible claramente aceptados en otra normatividad.

El único argumento en contra de la cacería deportiva proviene de asunciones sobre bienestar animal y de una moralidad subjetiva alrededor de lo que llaman “una práctica que reducen los animales a un mero negocio”. Sin embargo, desde el punto de vista técnico y científico no pueden decir que afecte las poblaciones, no pueden decir que no ayude a la gente. Si empleamos este argumento reduccionista, el gobierno también debería prohibir cualquier actividad agropecuaria por considerarla un mero negocio. No estoy diciendo que la caceria deportiva sea la solución única a los retos de conservación, pero si una opción importante. Claro que hay cosas por mejorar y otras opciones por explorar paulatinamente, pero una moral radical no debe cerrar las oportunidades de desarrollo y sobrevivencia de las comunidades humanas.

La idea de poner un precio a todo me parece difícil de digerir, pero entiendo que antes de ponerse a pelear con el sistema tal vez lo más sabio es adaptarse mientras se pueden ir pensando en otras alternativas. En Sudáfrica, por ejemplo, ya han habido casos en donde personas han pagado por inmovilizar animales (sedarlos con dardos y escopetas). Sin embargo, ninguna otra actividad “ecoturística” genera más recursos en ese país que la cacería como tal (e.g. safaris, avistamientos de aves, etc.).

Preocupa en estos tiempos de postmodernidad que el ambientalismo se convierta en un vehículo de adoctrinamiento social y segregación. Por su puesto es muy difícil entender que motiva a una persona cazar un animal por gusto (y tampoco me gusta). Pero la conservación es más complicada de lo que parece y la moral no puede ser el único criterio a tener en cuenta al momento de decidir políticas o acciones de manejo; mucho menos para emitir juicios de valor. Esto especialmente cuando algunas decisiones provienen de manera unilateral sin consultar a los que realmente están involucrados. Es bueno tenerlo sobre la mesa, pero ojalá algunos animalistas entiendan esto y mejor se enfoquen en procesos más críticos y urgentes como expansión de la tala ilegal, expansión de fronteras agrícolas descontroladas, tráfico, y cambio climático.

Con este último ensayo termino la serie destinada a mostrar lo difícil que es hacer conservación y los diversos retos que se tienen al tratar de balancear contextos tan críticos como la economía, el bienestar animal y la conservación de la biodiversidad. En conservación no hay reglas escritas en piedras o que apliquen de manera genérica a cualquier proceso. Entender cada contexto y los factores más relevantes a la hora de tomar decisiones de manejo es fundamental, no solo para los tomadores de decisión sino para la sociedad en general. Intenté con estos ensayos brindar elementos que nos ayuden a tener juicios más informados a la hora de debatir temas complejos.

La conservación no es andar tomando fotos a los animales y postearlo en las redes. La conservación tampoco es buscar culpables y caerles encima con todo el peso de la “moral” o la legalidad sin preguntarse nada sobre el individuo en cuestión. Lo legítimo, lo ético, la ciencia y los trasfondos socioeconómicos deben ser debatidos y tenidos en cuenta en cada situación, sin cegarnos con visiones puristas o “híper-románticas”; mucho menos menospreciando nuestra existencia como humanos y como parte de un sistema complejo. Es responsabilidad de los ciudadanos informarse bien antes de levantar conclusiones y entender mejor lo que significan ciertas decisiones; no sabotearlas con impulsos emocionales.

 

Lain E. Pardo PhD

Postdoctoral Research Fellow

Wildlife Ecology Lab,

School of Natural Resource Management

Nelson Mandela University

George Campus, South Africa

Mobile: +27-0762599325

Bibliografia

  1. Van Der Merwe, P., Saayman#, M. & Rossouw+, R. The economic impact of hunting in the limpopo province. Journal of Economic and Financial Sciences | JEF 8, (2015).
  2. Loveridge, Andrew J. , Reynolds, J. C. & Milner-Gulland, E. J. Does sport hunting benefit conservation? in Key Topics in Conservation Biology (eds. Macdonald, D. W. & Service, K.) 222–238 (Blackwell Publishing Inc, 2007).
  3. Minin, E. Di, Leader-Williams, N. & Bradshaw, C. J. A. Banning Trophy Hunting Will Exacerbate Biodiversity Loss. Trends Ecol. Evol 31, 99–102 (2016).

El uso de fauna silvestre como alternativa de desarrollo y conservación

Por Lain E. Pardo

El aprovechamiento o uso de fauna silvestre se ha convertido en uno de los temas más sensibles y perseguidos por los ambientalistas y animalistas en varios países. En Colombia, por ejemplo, hace poco hubo un acalorado debate por la autorización que se le dio a un proyecto en el Caribe para aprovechar huevos de caimán. En este ensayo, explico que es la cosecha sostenible y por qué es importante entenderla como una alternativa de desarrollo con efectos positivos para la sociedad y la vida silvestre.

Este ensayo hace parte de la serie dedicada a reflexionar sobre lo difícil que es tomar decisiones en conservación. (ver primera parte)

¿Qué es cosecha sostenible? Seguir leyendo «El uso de fauna silvestre como alternativa de desarrollo y conservación»

La muerte como solución: cuando la conservación de vida silvestre no es tan fácil como la pintan los ambientalistas

Por Lain E. Pardo

La palabra conservación se ha convertido en una de las más populares en estos tiempos donde la naturaleza y sus recursos atraviesan una crisis profunda. Sin embargo, al mismo tiempo se ha generalizado tanto que en la percepción de la gente parece ser un concepto simplista de “no tocar”.

La ciencia de la conservación es más compleja y en algunas situaciones requiere abandonar nuestras percepciones románticas de la vida silvestre para centrarse en lo realmente importante. Esto implica en ciertas circunstancias aceptar la paradoja de ver la muerte como parte de la solución. Este ensayo hace parte de una serie destinada a mostrar lo complicado que puede ser la conservación de vida silvestre al momento de tomar decisiones que beneficien la sociedad y las especies silvestres.

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